micro hipótesis: Bancarse ese defecto. La originalidad perdida del rock argentino

Como parte del proceso de encontrar la forma de hacer rock en castellano que tuvo lugar en la Argentina en las décadas del 60 y 70 hubo que inventarlo todo: como usar el idioma, como cantar, como tocar, con que instrumentos hacerlo. La falta de información y las dificultades tecnológicas impidieron una imitación fiel de lo que se hacía en la metrópoli. Todo sonaba un poquito distinto; algo no era del todo como eso que sonaba en los discos que se traían de afuera. En los 90 fue fácil viajar, comprar instrumentos iguales a los que había en todas partes del mundo, estudiar en los mismos lugares, tocar con músicos que manejaban la tradición del rock magistralmente o grabar en estudios del primer mundo. El rock argentino aprendió finalmente a tocar rock como se suponía que el rock era, pero sin darse cuenta de que en esas pequeñas imperfecciones, en esos timbres algo extraños, esas melodías, esos arreglos, esos solos no completamente dentro del estilo, radicaba buena parte de su encanto, su originalidad. Ahora podemos sonar como corresponde y tenemos menos que nos diferencie sonoramente de cualquier músico de rock del mundo. Algo se ganó, pero es bastante lo que se perdió. Quizás lo que el rock argentino fue resultó más interesante que lo que soñó ser, y a lo que hoy se parece mucho más. 

De yapa, un pequeño ejemplo musical.
Esta es la versión original del tema Informe de un día, en la versión original del trío Manal en 1970: 

 

Y esta es la que hace su autor Javier Martínez en sus presentaciones en La Perla de Once en 2010:

 

Comparemos la diferencia en la melodía con la que canta la frase "esta reflexión solo me sirve / para tomarme un café" que está en el minuto 3'02'' de la versión original con la que está en el minuto 2'56'' de la actual. La melodía de la primer parte ("esta reflexión solo me sirve") es prácticamente igual. Pero la resolución de la frase ("para tomarme un café") es completamente distinta. La nueva versión es una perfecta frase de blues como la hubiera hecho cualquier cantante norteamericano, pero ¿no resulta acaso mucho más interesante y personal la original?

Javier Martínez, en La Perla del Once (4-I-2013)

Sea por la razonable inquietud de no hacer siempre las cosas la misma manera (algunas de estas canciones ya pasaron los 30 años de edad) o por la necesidad de adaptarlas a las condiciones actuales (si bien sigue alcanzando esos bajos que ponen la piel de gallina, la voz no es la misma a los 20 que a los 60), las versiones actuales de estos viejos y nuevos temas han sufrido sutiles pero significativas variaciones melódicas y en sus arreglos que las hacen ganar en verosimilitud blusera, pero que le cambian algo del sabor original que las convirtió en clásicos. El exceso de nostalgia, homenaje y tributo al pasado tan en boga últimamente parece teñir todo de una misma pátina color museo que impide a veces valorar ciertas obras por fuera de ese prisma, pero la tarea compositiva e interpretativa de Javier Martinez resiste esta y mil variantes. Si más de los que se rasgan las vestiduras lamentándose por los que por desgracia ya no están se tomaran el trabajo de darse cuenta de la importancia de los que todavía caminan por estas misma calles, cada vez que alguien como él toca en Buenos Aires tendría que salir en la tapa de los diarios y los músicos jóvenes deberían peregrinar a donde el se presente para estudiarlo.

Revista Dale, Nro.7 (Buenos Aires, XI-2012).

Dedicar cada número de una revista por completo a un mismo tema permite evadir la superficialidad con que muchas publicaciones abordan las cuestiones que tratan, y cuando este está elegido con inteligencia hace que el resultado sea de actualidad, pero sin dejar de ser relevante al mes siguiente ni esclavizarse inútilmente en tratar de dar novedades que ya todos conocen por medios más veloces. Pero además, esta edición de Revista Dale dedicada a discutir para qué sirve el periodismo de rock parece haber logrado un balance interesante de puntos de vista, recogiendo testimonios de especialistas de varios campos, músicos de diversa relación con la prensa y periodistas de diferentes generaciones; de productos de corporaciones e independientes, de radio, web y gráfica, de amplias zonas del país. Pero, claro, digo todo esto porque en esas mismas páginas me han hecho una entrevista (donde hablo de algunos de estos mismos problemas), como hago cada vez que me sacaron una nota en algún lado.