Hay Otra Canción - Un concierto sinfónico: Alfonso Barbieri, Pablo Dacal, Pablo Grinjot, Tomas Lebrero, Lucio Mantel, Nacho Caracoles, Alvy Singer y la Orquesta Académica de Buenos Aires en el Teatro Coliseo (25 de octubre, 2012)

En su libro sobre los Cancionistas del Río de la Plata, Martín Graziano propone, entre otras cosas que un aspecto en común de esta generación de músicos es su alejamiento de una sonoridad o una composición de estricta raigambre rockera. Y escuchar la naturalidad con la que las canciones de estos siete autores suenan con un orquesta sinfónica y sentir que muchas de ellas parecen hechas para ser tocadas así (al punto que los ocasionales agregados como teclados o batería resultan casi un estorbo) y que el timbre guitarra-bajo-bateria-teclados suena ya a vagancia obsoleta, me obliga a darle la razón. Fue una gran fiesta: con desprolijidades, quizás con alguna torpeza, pero con alegría, emociones, momentos de camaradería y comunión, y anécdotas para recordar y causar envidia a los que no estuvieron en ese momento único. La pregunta que queda es ¿Que es lo que hace que ninguno de ellos termine de pegar el salto a un reconocimiento más masivo?¿Estamos todos sordos? ¿Será que nuestra gente está muerta?

La casa sin sosiego, de Gerardo Gandini en el Centro Cultural Haroldo Conti (20-X-2012)

Expresiones como "ópera" o "música contemporánea" han adquirido un peso de proporciones exageradas que imponen un excesivo respeto y cuidado que pueden inhibir, o al menos complicar, la posibilidad de escuchar y disfrutar de propuestas como La casa sin sosiego de Gerardo Gandini. Si evitamos distraernos con discusiones teóricas y todo aquello que se supone necesitamos para comprenderla, podemos encontrar una obra de gran intensidad musical y conceptual en la interacción de música, voces, canto, acción escénica y un texto en un castellano comprensible, que tienen sentido en sus propios términos para quienes se animen a dejarse llevar. El espacio físico del Centro Cultural Haroldo Conti, de dimensiones mucho más humanas que los grandes teatros de repertorio y su gran carga simbólica y afinidad con la poética narración, es casi un actor más de esta conmovedora puesta.

Inventarios argentinos II - La Ciudad, de Martín Liut en el Centro de Experimentación del Teatro Colón (19-X-2012)

Mientras recorro los laberintos del sótano del Teatro Colón (en las obras de Martín Liut siempre hay que caminar en algún momento) me acuerdo de Kröpfl cuando decía que la música es una forma de escuchar y vuelvo a pensar que tenía razón y que la ciudad tiene su música, sus miles de melodías, ritmo y armonías simultáneas y de apariencia caótica hasta que uno decide escucharlas. Y Liut hace ya varios años que viene perfeccionándose en ponerle el oído a lo que hay de musical alrededor nuestro y no siempre nos damos cuenta. Y en estos Inventarios Argentinos II traduce la ciudad admirablemente y nos recuerda cuantas cosas pasan y suenan todo el tiempo y que no podemos abarcar de una sola vez. Todo eso con algunos de los mejores músicos de la Argentina y el buen tino de preocuparse por hacer una música contemporánea para ser escuchada (y vivida) y no meramente entendida (o, peor aún, analizada).

Les Amateurs, en Café Vinilo (18-X-2012)

Salir de su hábitat natural (un ambiente de una casa en Parque Centenario donde dan unos recitales épicos) no es fácil para les amateurs. Algunos climas y cuelgues no funcionan igual y la dispersión hace temer que la cosa no termine de tomar (alguna) forma. Sería ingenuo hablar de originalidad y está lleno de detalles que suenan a cosas que ya se escucharon antes y algunos tics más entretenidos para los músicos que para el público. Y así y todo, cuando la nave levanta vuelo, los limados que ya tenemos el cerebro contaminado de todas las músicas posibles no podemos sino salir de las madrigueras a festejar la presentación del segundo disco de este grupo de tapados (agenden nombres como Juanfa Suarez , Martín "El Gnomo" Reznik o Faca Flores para el futuro) y la (mínima) tranquilidad de poder soñar con que, si es que el rock va a seguir teniendo sentido en este siglo, hay alguien en un barrio cerca nuestro trabajando en la fórmula de su eterna juventud.

Lucio Mantel, en Café Vinilo (17-X-2012)

Y uno lo ve a Lucio Mantel ahí solito con su guitarra sobre el escenario y el que no está preparado quizás se espera cualquier otra cosa. Pero esas melodías que empieza a cantar empiezan a hacerse medio imprevisibles, y si uno mira lo que están haciendo sus dedos sobre el diapasón resulta que también están yendo por cualquier lado menos por los lugares comunes. Y de repente lo rodea un cuarteto de cuerdas y no es un elemento de color, sino que es su banda de los últimos tiempos y suenan cada vez como una banda. Y cuando todo parece súper concentrado, casi frío, como si todo el mundo lo estuviera escuchando por primera vez, de repente arranca con "Nadie en el espejo" casi a capella y se escucha un coro que murmura toda la letra, pero a media voz, casi como una plegaria, y parece una reunión de amigos que no se conocen y no un concierto, y ya nadie se acuerda de que es la medianoche de un miércoles. ¿Que más queremos?

Marcelo Moguilevsky, en Café Vinilo (13-X-2012)

Dentro de muchos años podré jactarme de haber vivido muchas noches memorables en el Café Vinilo y estoy bastante seguro de que lo que sea que hizo anoche Marcelo Moguilevsky va a tener un lugar importante en esa historia. Tener la oportunidad de ver a semejante monstruo un sábado de trasnoche sentados -diría en círculo, pero fue más bien en órbita- a escasos centímetros del set en el que improvisó  utilizando casi sin repetición más instrumentos de los que se pueden estudiar en una clase de organología con un talento, sensibilidad, swing, sentido del humor, poesía, virtuosismo y una musicalidad a toda prueba es de esas cosas que hacen que valga la pena vivir en Buenos Aires en esta época. Lo escaso del auditorio no es sino un recordatorio de que, a la vez, hay algo mal que no anda bien en al reina del Plata.